jueves, 15 de mayo de 2008

Necesidad de reparar el mundo

TIKKUN OLAM[1]

De pronto yo estaba sentada al frente de mi computadora y supe que tenía miedo. El deber de escribir y la necesidad de hacerlo se transfiguraron conjuntamente en el deseo de despojarme de todo y en mi desnudez, entender el sentido de lo que ahora hago: escribir. Voy a lo libros buscando inspiración, enciendo la radio, veo televisión, camino, hablo con otros; y todavía no pienso; y todavía siento miedo. No hay remedio: le hago frente. Ahora le miro a lo ojos, el miedo es un sustantivo que no puedo ver y el temer es un verbo que a diario conjugo. Entonces entiendo: entre el deber y el necesitar, pues voy a escribir (des-cribir) mi miedo.

Voy a empezar por el deber (que poco a poco se convierte en necesidad, más aún, en deseo). Creo que ésta es la primera vez que me pregunto realmente por el mundo, por mí en el (con él – entre él – yo como él) y se hace evidente y justificado el malestar que desde mi inconsciente surgía por las diversas realidades: la mía, la del otro cercano, la del otro desconocido. Hoy hago conciencian (sólo un poco, tal vez) y aunque pienso mucho no sé qué pensar; aunque siento mucho no sé que sentir: estoy entre la satisfacción de haber encontrado un sentido y el dolor que causa ver con los ojos, sentir con la piel, escuchar con los oídos, palpar con las manos…y que esa realidad pre-concebida en mi paraíso mental (¿o letargo?) no es más que una serie de espejismos que me alejan del otro y de mí mismo, y del mundo.

Encanto, desencanto, reencanto; paso de uno a otro…estoy en crisis: Gracias a Dios soy ateo, perdón, gracias a Dios estoy en crisis.

Parece que Octavio Paz lo sabía desde hace mucho: “Estamos solos. La soledad, fondo de donde brota la angustia, empezó el día en que nos desprendimos del ámbito materno y caímos en mundo extraño y hostil. Hemos caído: y ésta caída, éste sabernos caídos nos vuelve culpables ¿De qué? De un delito sin nombre: el haber nacido”[2] Toca tres puntos muy sensibles: la soledad, la culpa y el haber nacido en un mundo extraño…un mundo extraño, eso es lo que para la humanidad es el mundo. La fragmentación, resultado de la modernidad, nos ha conducido como seres humanos a un distanciamiento total y permanente de la naturaleza; tan radical ha sido esta escisión, que ni el antropocentrismo nos salva. No sentimos tan solos que ni siquiera el pensar al otro como igual nos libra de ese desasosiego pero igualmente no nos libramos de la culpa al percibir, a veces, que no, no estamos solos pero finalmente no sabemos o no queremos tocar ni ser tocados en términos relacionales con otros y menos con ese mundo, esa naturaleza salvaje que sólo puede atentar en contra de mi fortaleza.

Qué cosa es la modernidad que nos ha tocado desde hace más de doscientos años, qué cosa es mirar hacia fuera y no lograr ver nada más allá de lo que hemos “aprendido”, de lo que nos han “enseñado”. Somos disciplinares: el médico no sabe de poesía porque… ¿acaso será menos médico por ello?; el abogado no piensa en las artes porque no le gusta la droga (¿y el arte?); y así el físico, el matemático…hasta el poeta, el artista; que a pesar de buscar esas maneras alternativas de percibir al mundo, se marginan igualmente con estilos de vida autodestructivos y convirtiendo el arte, el sentir y el transformar, en publicidad.

No son el pintor o el ingeniero, nos está doliendo la disertación; es volver a sentir, a re-conocernos en cada uno y con el otro, es ampliar la mirada, es re-integrarnos; esa es nuestra necesidad. “Es necesario elaborar una nueva autoconciencia crítica de la realidad social. Y apara ello, nada mejor que el planteamiento de una conceptualización alternativa de la realidad que abra diferentes perspectivas y horizontes”…”El científico vale por lo que dice (semántica) y/o por lo que hace (pragmática) ¿Y la magia, el sentir, lo que no se puede nombrar o demostrar?[3] (¿y el vivir?)

“El pensamiento fragmentario predominante en la ciencia occidental en los últimos siglos segregó al humano del ambiente y de sí mismo. Al separar, descontextualizó y dificultó el diálogo entre este complejo, en el que todavía se diferencian las partes del todo, pero que es más indescifrable desde otras perspectivas de análisis”[4]. Nos hemos olvidado de la propia vida por el conocimiento concebido como datos, hacemos más presencia en el mundo si posamos amplias bibliotecas (monotemáticas) sobre nuestras cabezas, si nos especializamos; o si mostramos una tabla de logros traducidos en divisas: “vivimos en este mundo y de amor no se vive” es el decir; y vivir se convierte en una constante recolección de información o dinero, pero, ¿cuando se siembra? Como el hombre antes de la agricultura: tomaba y tomaba hasta que se agotaba, ¿pensar? ¿crear?; todo fue un proceso movido por la necesidad; hoy es necesario volver a pensar a crear, pero antes, necesitamos sentir, soñar…volver al mundo de la vida.

“El mundo de la vida, es un mundo simbólico, mítico y ritual. El mito no puede definirse de ningún modo, porque su modo de ser es siempre una reinterpretación. En la ciencia, el mito carece de valor, en la vida cotidiana significa ficción, error, un relato falso, una idea que no corresponde a la realidad. Todo rito se caracteriza por la repetición de un gesto arquetípico que tuvo lugar en el origen de la historia…es la repetición del mito”.[5]

Hay que volver a atrás, mirar y re-cordar (RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón): repasar ese mapa de rutas por el que hemos pasado –historiografía-, pensar en nuestro propio proyecto de vida – historicidad- y pensar de nuevo –historialidad-. No se trata entonces de desechar todo lo que hasta ahora ha sido el mundo, las sociedades, las culturas, los seres; la transformación consiste en asumirlo todo como parte de un proceso, como la espontánea emergencia de ideas nuevas y cuestionamientos diferentes, para así olvidarnos (esto sí) de la exclusión, de la marginación, de la clasificación y de esta manera lograr INTER-relacionarnos-pensar-actuar-vivir; integrarnos con nuestros contextos.

“Resulta indispensable conocer cómo el ser humano se relaciona con su entorno natural, es decir, su capacidad de construcción simbólica que se traduce en mitos, religiones, conocimientos; y por ende, por ejemplo en técnicas, instrumentos, normas, valores y otras más, que median su relación con el entorno”.[6] Respetar la vida no sólo es no matar, es un principio de responsabilidad sobre la existencia en cuanto soy yo, soy otro, soy mundo a diario en una constante búsqueda de “caminos para superar la estrechez de las formas de conocer el conocimiento moderno, capaz a la vez de ponerlos en práctica en la cotidianidad.”[7]

No se puede evadir entonces la pregunta de Heidegger acerca del pensar, en la que él mismo expresa su desasosiego por este asunto vital: “Lo preocupante se muestra en que todavía no pensamos. Todavía no, a pesar de que el estado del mundo da que pensar cada vez más. Pero este proceso parece exigir más bien que el hombre actúe, en lugar de estar hablando en conferencias y congresos y de estar moviéndose en el mero imaginar lo que debería ser y el modo como debería ser hecho. En consecuencia falta acción y no falta en absoluto pensamiento (…) Y sin embargo…es posible que hasta nuestros días, y desde hace siglos, el hombre haya estado actuando demasiado y pensando demasiado poco”.[8]

Un silencio se hace a mí alrededor. Ahora pienso un poco más para seguir escribiendo. Ahora todo parece más difícil…no importa, ahora todo es más vital.

“La mera comprensión de la vida debe ser contemplada como la vanguardia científica del cambio de paradigmas, desde una concepción del mundo mecanicista hacia una ecológica”.[9] Existe una fuerte resistencia que no sólo es aguante, es algo más cercano a la intransigencia porque el cambio nos da miedo, porque hasta ahora sólo hemos estado –sólo hemos sido- Sujetos, porque preferimos la seguridad de la norma (que es un instrumento de integración pero que se ha hecho cada vez más coercitiva) a la incertidumbre del caos. Creemos estar protegiendo nuestro mundo vital negándonos la vida en autonomía y libertad por ignorancia o temor de que no nos quede el traje paradigmático, ese que muchos usaron durante toda su existencia y nos lo heredaron; ese único, incuestionable y perfectamente bien acabado traje. Listo, todo resuelto.

Pero el actuar y mucho menos el pensar están terminados. Desde la complejidad, el complexus, desde el tejido conjunto, desde la trama de relaciones vitales nada está terminado, nada se reduce, ni se abstrae, ni se disloca. Somos la paradoja de lo uno y lo múltiple, somos fenómenos; somos “una tensión permanente entre la aspiración de un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento”[10].

Esto implica que el ser humano (ya no sujeto) se proyecta de manera auto-organizativa, de manera autónoma, compleja; y la incertidumbre como un estado permanente, ya no inhibidor sino potenciador del conocimiento, permite la no fragmentación con el mundo (objeto):

“El sujeto y el objeto, librados cada uno a sí mismo, son conceptos insuficientes. La idea de universo puramente objetivo está privado no solamente de sujeto, sino también de ambiente, de más allá: es una idea de extrema pobreza, cerrada sobre sí misma, que no reposa sobre nada que no fuera el postulado de la objetividad, rodeada por un vacío insondable que tiene en su centro, allá donde está el pensamiento de éste universo, otro vacío insondable.”[11]

Condena de vida: llegar a ser seres integralmente felices

El infierno
En tiempos coloniales, Palenque fue el santuario de libertad que escondía, selva adentro,
a los esclavos negros fugitivos de Cartagena de Indias
y de las plantaciones de la costa colombiana.
Pasaron los años, los siglos. Palenque sobrevivió.
Los palenqueros siguen creyendo que la tierra, es un cuerpo,
hecho de montes, selvas, aires, gentes, que por los árboles respira y llora por los arroyos.
Y también siguen creyendo que en el paraíso reciben recompensa
los que han disfrutado de la vida y en el infierno reciben castigo
los que han desobedecido la orden divina: en el infierno arden,
condenados al fuego eterno, las mujeres frías y los hombres fríos,
que ha desobedecido las sagradas voces que mandan seguir gozando con alegría y pasión.
Eduardo Galeano. Patas Arriba. Escuela del mundo al revés.

El mundo es un cuerpo, un cuerpo sin órganos como lo concebía Artaud. Ahora siento cómo se mueven mis tripas, como palpita mi corazón, cómo se agita mi respiración. Y vuelvo a sentir miedo. Siento que me acerco a él. Pero ahora ya puedo mirarlo de frente. Siento el poder que me da la naturaleza como yo misma en ella y de pie frente al abismo tomo el riesgo y acepto “la invitación a un proceso de descolonización de la filosofía y de construcción de una filosofía ambiental de América Latina” que “implica entonces el abandono de todo paradigma y la emergencia de una filosofía enigma, donde las correlaciones crecientes en complejidad de lo oiko (coligación, relación autopioésica), lo onto (ser en su manera de ser), lo epistémico (campo de emergencia de un conocimiento), lo ético (valores emergentes de las relaciones) y lo estético (formas creadoras-creadas de éstas relaciones en complejidad creciente), configuran una trama-red que permite la emergencia de saberes, conocimientos, poéticas culturales, como tejidos que suturan, coligan, integran y potencian, en complejidad creciente, dicha trama-red de vida”[12]
Abierta a la reforma de pensamiento, el mundo conmigo nos traducimos en una verdadera experiencia de humanidad, en un devenir de relaciones.

Este texto se traduce entonces en multiplicidad de sentidos: universos de colores, sonidos polifónicos, texturas y sabores. El conocimiento deja de ser un deber y se convierte en gusto. La felicidad emerge en contraposición al miedo y mi cuerpo lo expresa y mi voz lo nombra para que pueda existir; y me pongo de acuerdo con Morin cuando me susurra el milagro del doble conocimiento y el misterio “que asoma detrás de la filosofía, de toda ciencia, de toda religión, y que aúna la empresa humana en su aventura abierta, hacia el descubrimiento de nosotros mismos, nuestros límites y nuestras posibilidades”[13]

Son muchas las ataduras. Cuestionar cientos de años de historia universal no es una tarea fácil. Tratar de negar ahora el dominio del espíritu sobre la materia que conllevó al dominio de la razón sobre la sensibilidad, y al dominio del sujeto sobre el objeto (creo que esto debería ir con comillas) como lógicas predominantes en el mundo no es una labor de efecto inmediato. Poco a poco se logra la sutura y se llega al entramado que dará nuevos sentidos al conocimiento, a las ciencias, a las artes, a los propios sentidos. Sentido al sentido.

Caminar de nuevo, ya no sólo ni sujeto, sino en morar, en habitar poético. Vivir en común unión; para lograr la reconfiguración del pensamiento en donde, yo, desde esta Maestría, crea aún más en la educación más allá de los deberes, de las normas, de las competencias…de los paradigmas. Problematizar-me, potenciar-me, coligar-me, comprometer-me en los procesos de transformación, jugársela al sistema, sentir, vivir. Puede se que ésta no sea mi mejor redacción (disculpas a quien lea este texto), pero es que mi corazón no sabe ortografía, ni sintaxis.

Es recurrente en las lecturas previas a este ensayo el concepto de pensamiento ambiental, claro, es el principio de todo esto. “El pensamiento ambiental se instala en la experiencia del cuerpo. Sutura de las escisiones agenciadas por occidente. Somos cuerpo. El cuerpo habla. Ser uno con todo lo viviente. Comprenderse íntimo en la tierra”[14]

No es fácil expresarlo en palabras. La complejidad no se cuenta, es una postura, una manera de ver. Pensar ambientalmente es complejo, porque es en el cuerpo (olvidado y satanizado) desde donde se emprende la complejización, al ser éste el instrumento primario de la propia humanidad; no, de la propia existencia; y en él nos desarrollamos en la cultura, en los social, en lo psicológico, en lo ético, en lo estético, lo tangible o intangiblemente, lo medible o no.

“Natura es cultura a través del símbolo y cultura en natura a través del cuerpo”[15]

Estamos seguros en la incertidumbre de ser uno con la naturaleza. La seguridad no es certeza absoluta, es entender consciente, crítica y reflexivamente que estamos acompañadamente solos; de éste modo, la reparación del mundo se hará de manera natural, auto-.

Mi necesidad de miedo
El miedo es inherente a la humanidad, planteado en principio como un mecanismo de defensa en contra de los peligros del mundo. Es en esta perspectiva que el miedo ha sido un factor determinante en fragmentación del mundo y del hombre desde su misma humanidad. Hemos aprendido a temer, a actuar por miedo, a temerle al miedo; y esto, en todas las perspectivas del hombre.

Desde ahora me sumerjo en la exploración del miedo, desde el miedo que yo misma siento y que ha dividido mis mundos del cocimiento, del ser, del existir, de mi yo y del otro; ese miedo que he aprendido en donde todo lo de afuera es una amenaza, en donde también lo de adentro es una amenaza, convirtiendo la incertidumbre, principio complejo para el atreverse, para el estado de crisis y el cuestionamiento permanente; en la inhibición del propio ser desde la psique, desde lo social, lo político, lo ético y lo estético. El miedo se ha convertido en juego de poder, en arma de manipulación. Hoy el miedo no discierne del terror: un estado de alerta frente a un peligro inminente.

“El mundo del terror como la producción en serie, es un mundo de cosas, de útiles (de ahí la vanidad de la disputa sobre la validez histórica del terror moderno) Y los útiles no son misteriosos o enigmáticos, pues el misterio viene de la indeterminación del ser o del objeto que lo contiene”[16]

Mi interés es que desde la reforma del pensamiento y a través del humor, el miedo tome nuevas formas, formas más humanas, formas amorfas dentro de la sustancia que somos todos los seres con el mundo, para así entender el miedo desde una perspectiva diferente a la del terror, y más como un estado potenciador dentro de la incertidumbre de la complejidad.

Los humoristas, como los artistas, han procurado una mirada alternativa de las realidades del mundo y a lo largo de la historia, las han trivializado y satirizado, develando así nuevas realidades, miradas complejas de un mundo oprimido por el miedo, regido por él y que se ha movido al ritmo del miedo.

La realidad misma puede causar risa, como lo expresa Eduardo Galeano en sus obras, llenas de duras realidades pero intensamente cómicas. Cada quien verá si ríe o llora:
EL MIEDO GLOBAL
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión,
miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir...

(Eduardo Galeano, Patas Arriba. Escuela del Mundo al Revés. Cátedras del Miedo.)


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[1] (Término cabalístico) El Tikkun Olam –que se inicia en el período talmúdico, hacia el año 200– es la materia global, nuestro mundo vital y el significado de Tikkun implica ordenar, reparar, corregir. Dios crea el mundo para que el hombre lo proteja. El pacto del hombre con Dios es mantener la creación en orden, pues el mundo no es perfecto. Es responsabilidad del hombre arreglar aquello que no funcione (idea que enlaza con la filosofía medioambiental).En el judaísmo, cada persona –que es un microcosmos– tiene su propio Tikkun, es decir, ha de encontrar aquello que tiene que reparar. El Tikkun Olam funciona en todos los mundos que tenemos cada uno de nosotros: el personal, familiar, laboral, social... por tanto, la reparación empieza por uno mismo, por nuestra propia alma. "Solo nosotros podemos restaurar el orden apropiado en la sociedad de forma que nuestro mundo funcione de modo adecuado". Cada uno de nosotros debe descubrir cuál es su Tikkun, qué debemos reparar. ¿Cómo hacerlo? mediante la contemplación, meditación, mantra y especialmente acudiendo al Maestro.
(Forum Barcelona 2004)

[2] PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. Capítulo IV Los Hijos de la Malinche. Editorial Grijalbo. México. 1992. Pg. 73.
[3] IBAÑEZ, Luís. (Introducción y selección) Nuevos avances en la investigación social: la investigación social de segundo orden. Proyecto A Ediciones. Barcelona. 1990.
[4] NOGUERA DE ECHEVERRY, Ana Patricia (Compiladora). Hojas de sol en la victoria regia Emergencias de un pensamiento ambiental alternativo en América Latina. LEAL R. Deborah. ABY-YALA: Pensadores locales del “Buen Vivir”. Universidad Nacional – IDEA - Grupo de Pensamiento Ambiental. Manizales. 2007. Pg. 228.
[5] MÉLICH, Joam Charles. Antropología simbólica y acción educativa. Editorial Paidos. Primera Reimpresión. Barcelona. 1998.
[6] NOGUERA DE ECHEVERRY, Ana Patricia (Compiladora). Hojas de sol en la victoria regia Emergencias de un pensamiento ambiental alternativo en América Latina. ESCHENHAGEN, Maria Luisa. ¿Será necesario ambientalizar la educación ambiental? Universidad Nacional – IDEA - Grupo de Pensamiento Ambiental. Manizales. 2007. Pg. 116.
[7] IBIDEM. Pg. 121.

[8] HEIDEGGER, Martín. ¿Qué quiere decir pensar? Traducción de Eustaquio Barjau en HEIDEGGER, M., Conferencias y artículos, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1994. Tomado de http://www.heideggeriana.com.ar/. Pg. 2.
[9] CAPRA, Fritjof. La trama de la vida. Editorial Anagrama. Barcelona. 1989. Pg. 20.
[10] MORIN, Edgar. Introducción al Pensamiento Complejo. Editorial Gedisa. Barcelona. 2004. Pg. 23.
[11] IBIDEM. Pg. 67.
[12] NOGUERA DE ECHEVERRY, Ana Patricia (Compiladora). Hojas de sol en la victoria regia Emergencias de un pensamiento ambiental alternativo en América Latina. NOGUERA DE E. Ana Patricia. El paso del sujeto/objeto al bucle-red-trama-de vida Disolución de la epistemología moderna y emergencia de la filosofía ambiental. Universidad Nacional – IDEA - Grupo de Pensamiento Ambiental. Manizales. 2007.
[13] MORIN, Edgar. Introducción al Pensamiento Complejo. Editorial Gedisa. Barcelona. 2004. Pg. 217.

[14] NOGUERA DE ECHEVERRY, Ana Patricia (Compiladora). Hojas de sol en la victoria regia Emergencias de un pensamiento ambiental alternativo en América Latina. PINEDA M.. Habla multitud – habla el cuerpo. Universidad Nacional – IDEA - Grupo de Pensamiento Ambiental. Manizales. 2007. Pg. 65.
[15] NOGUERA DE ECHEVERRY, Ana Patricia. El Reencantamiento del mundo. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – PNUMA – Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Primera Edición. Manizales. 2004. Pg. 41.

[16] PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. Editorial Grijalbo. México. 1992. pg. 62.